LOS GRANDES DEPORTISTAS TIENEN UN PSICÓLOGO, ¿ POR QUÉ?

27.07.2021

Son muchos los futbolistas, que reconocen y ensalzan la figura del psicólogo deportivo. Aunque no todos lo hagan de forma tan explícita. Porque una lesión, un error, o un fracaso inesperado pueden hacer tambalear toda una trayectoria deportiva en cuestión de segundos.

¿Cómo puede ser tan útil la contribución de un psicólogo deportivo? El psicólogo ofrece un tipo de entrenamiento que no tiene comparación. Entre muchas técnicas, la de visualización, los deportistas contemplan el juego desde otro punto de vista y se exponen, en su mente, a toda una serie de potenciales situaciones a las que es posible que tengan que hacer frente llegado el momento. E inclusos si están con un exceso de confianza, porque recordemos que el psicólogo deportivo no trabaja desde la patología o enfermedad o porque tienes un problema, entrenar con un psicólogo deportivo es igual que hacerlo con el preparador físico pero en la mente. Así de sencillo.

Se generan incluso nuevos patrones de acción, se experimenta al movimiento a través de la imaginación, la emoción y con ello se puede uno llegar uno a preparar estratégicamente. Se despliegan tácticas, se explotan recursos, se dota al deportista de nuevas herramientas. Todos los recursos que se entrenan pasan luego a estar disponibles y accesibles, listos para ser utilizados en el momento en el que vayan a ser necesarios en el momento decisivo, el del juego.

¿Esto es todo? No, ni mucho menos. Esta es sólo la parte que más sorprende y que más llama la atención. El psicólogo deportivo, además, hace todo lo siguiente:

Contribuye a que el deportista genere expectativas óptimas: ni excesivamente inalcanzables ni demasiado poco motivantes.

Promueve una atribución adecuada de los éxitos y de las derrotas: mirando dentro cuando es ahí donde se deben encontrarse las responsabilidades o los méritos, y mirado fuera cuando éxitos o fracasos no pueden ser atribuidos de forma interna.

Dota al deportista de sensación de control: su evolución a lo largo de su carrera es una responsabilidad que le corresponde.

Contribuye a que el deportista sea capaz de optimizar sus recursos en cada prueba o en cada entrenamiento.

Proporciona herramientas para promover un mayor control de la emoción, una estabilidad que no interfiera con las rutinas deportivas.

Trabaja y entrena la atención y la concentración, focalizándola donde se requiera en cada momento.

Guía para construir independencia, eficacia y autoconfianza, sin importar la naturaleza de las condiciones externas en las que tenga que esforzarse y rendir al máximo.

Ayuda a resolver conflictos personales / profesionales de modo que la toma de decisiones o las estrategias de afrontamiento del deportista no se vean contagiadas por análisis excesivamente emocionales de su situación.

Apoya, motiva y acompaña en la organización de hábitos y rutinas de vida que sean compatibles con su desarrollo profesional.

Las herramientas que la psicología pone al servicio del deporte de élite van más allá del mero acompañamiento, del apoyo o del trabajo motivacional. Todo ello es importante, sin duda, pero no es lo único. Gracias al trabajo del psicólogo deportivo, todo en el juego ha sido planificado, cada reacción ha sido prevista. Y ensayada en la imaginación gracias al potente poder de la mente. Incluso la incertidumbre ha sido prevista, y el deportista aprende a hacer un análisis rápido de cada situación para así generar las soluciones más adecuadas.

"La potencia sin control no sirve de nada".

QUIEN ACUDE A UN PSICÓLOGO DEPORTIVO, NO LO HACE POR UNA PATOLOGÍA, LO HACE PARA SER MEJOR.